x Horacio Duque, 10/04/2013
Marcharon más de un millón de personas este 9
de abril del año 2013 en toda Colombia, para recordar la gesta del caudillo popular Jorge Eliecer Gaitán y por la paz
Gaitán, cobardemente asesinado
por las oligarquías dominantes con el fin de ahogar en sangre la rebeldía
nacional que se expandía en su momento; para reclamar la paz y la terminación
de la guerra civil interna, tiene un denso significado político cuyas
repercusiones se sentirán en el porvenir inmediato y mediato de Colombia.
Veamos.
1. Se trató de un "acontecimiento-verdad", que
en la perspectiva del filósofo A. Badiou, tiene la fuerza para interrumpir el
estado de cosas existentes. El "acontecimiento-verdad"
está generalmente localizado en un "sitio
de acontecimiento" cuya principal característica es que está al borde
del vacío; en otras palabras, donde las razones fundamentales de las formas
dominantes de organización (estatal y social) y reconocimiento (identidad y
medios de comunicación) han cesado de tener sentido y significado. Un
acontecimiento-verdad, contrario a los sucesos cotidianos, rompe con el orden
establecido de las cosas, con el statu quo (por ejemplo, las revoluciones
francesa y soviética en la política); si éste acontecimiento-verdad es
reconocido, se expande fuera del sitio del acontecimiento y origina la
intervención de ciertos sujetos "fieles
a la verdad", que desarrollan las implicaciones (rupturas y cortes)
del acontecimiento, entonces se inicia la transformación radical de la
situación. En este caso la verdad es la interrupción del conocimiento aceptado,
impuesto por la derecha, y la intervención del sujeto en su propia situación
como el reconocimiento del acontecimiento-verdad.
2. Podemos afirmar que ya existe
el "sujeto social de la paz",
compuesto por millones de colombianos conscientes, dispuestos a movilizarse sin
temor para demandar el fin inmediato de la violencia.
3. Los enemigos de la paz, la
ultraderecha liderada por Uribe Vélez y el militarismo recalcitrante, han sido
aislados con su discurso guerrerista y revancha. Cada día tiene menos espacio y
es preciso anular su negativa influencia en algunas capas de la sociedad y del
Estado, que operan como enclaves de violencia y terror.
4. La unidad ha sido esencial
entre quienes promueven la paz. La izquierda, los comunistas, los progresistas,
la marcha patriótica, el Congreso de los pueblos, las organizaciones agrarias,
la resistencia revolucionaria, las mentes maduras del gobierno (Presidente y
Ministros, con obvias excepciones), los alcaldes/Gobernadores (Gustavo Petro y
Sergio Fajardo), los intelectuales, los lideres, las mujeres, los indígenas,
los afrodescendientes, los medios alternativos y democráticos, han construido
una gigantesca voluntad dispuesta a jugársela a fondo por la paz. El
sectarismo, el dogmatismo y la intransigencia ya no prevalecen en el campo de
la democracia revolucionaria. Asistimos a la emergencia de un "pluralismo despolarizado" en
que se transforma una tradición duramente enraizada en el ámbito de la
izquierda, que se afirma a través de la idea de que politizar las diferencias
equivale a polarizarlas. Lo que ahora observamos es una politización (con el
tema de la paz) por la vía de la despolarización. Lo que en la realidad
consiste en dar la prioridad metateórica a la construcción de coaliciones y
articulaciones en torno a prácticas colectivas concretas (la movilización por
la paz), discutiendo las diferencias teóricas en el ámbito exclusivo de esa
construcción.
El propósito es hacer del
reconocimiento de las diferencias una factor de agregación y de inclusión, para
eliminar la posibilidad de hacer imposibles las acciones colectivas por causa
de ellas y crear así un contexto de disputa colectiva en el que el
reconocimiento de las diferencias vaya a la par con el reconocimiento de las semejanzas.
Esto es, se trata de crear ambientes de debate en el que el impulso hacia la
unidad y la semejanza tenga la misma intensidad que el que hay hacia la
separación y la diferencia. Las acciones colectivas orquestadas mediante las
pluralidades despolarizadas suscitan una nueva concepción de unidad de acción,
en la medida en que la unidad deja de ser la expresión de una voluntad
monolítica para pasar a ser el punto de encuentro, más o menos amplio y
duradero de una pluralidad de voluntades, como lo sostiene B. de Sousa Santos.
5. El poder constituyente
primario mostró su esencia. Es una realidad, está en movimiento y no se puede
plegar al poder constituido conservador. Es preciso que siga su curso
dinamizado por el sujeto social unitario de la paz. Las constituyentes locales,
municipales, departamentales y las sectoriales, deben perfilar las reformas
políticas que se identifiquen como prioritarias en la Mesa de Diálogo de La
Habana que en próximos días reiniciará labores con conversaciones sobre la
participación política y el cambio en el régimen político, colapsado debido a
su estrechez anti democrática.
6. Las Fuerzas Armadas han sido
impactadas por la marcha de la paz y en su interior se deslindan posiciones.
Los bandos son dos. Quienes están por la terminación del conflicto, de un lado
y, del otro, quienes siguen las ideas retrogradas de Uribe Vélez y su algarabía
de guerra. Nos llevaremos sorpresas con lo que está sucediendo al interior del
aparato armado estatal, sobredimensionado y convertido en un lastre fiscal para
el país por los niveles de corrupción y descontrol en el monopolio de la
violencia.
7. Ha nacido el "bloque histórico" de la paz.
El post 9 de abril del 2013
promete ser muy productivo políticamente para Colombia porque se avanza con
seguridad hacia la paz y la presencia plena de la insurgencia revolucionaria en
los puntos centrales de la gestión del país. Hay que prepararse para esa
realidad en el mediano y largo plazo.
Comentarios