Cherán a dos años de las fogatas, de haber enfrentado a los talamontes y a la delincuencia organizada que azotaba su territorio
Escrito por: Gloria Muñoz Ramírez
Fuente: Desinformémonos
Con nuevos desafíos organizativos celebra la comunidad purhépecha de Cherán
dos años del levantamiento con el que pusieron un alto al crimen organizado y a
los talamontes que devastaban su territorio.
Cherán, Michoacán. La
reconstitución del territorio; el castigo a los culpables de los asesinatos; la
aparición con vida de los secuestrados; el fortalecimiento de la educación
indígena y, lo más importante, la organización de un gobierno regido por las
autoridades elegidas por usos y costumbres, que obedezca al pueblo y que ponga
más atención en las asambleas de los barrios y no tanto en la administración y
gestoría de los fondos públicos, son algunos de los retos de un pueblo que este
15 de abril cumple dos años de haber enfrentado a los talamontes y a la
delincuencia organizada que azotaba su territorio.
Nada es igual en
esta comunidad de la meseta purhépecha desde hace dos años. Fue el 15 de abril
del 2011 cuando todo cambió y hoy, 24 meses después, enfrentan nuevos retos,
pues luego de conseguir que el Tribunal Estatal Electoral fallara a su favor y
obtuvieran el reconocimiento de la elección de sus autoridades por usos y
costumbres, tienen el desafío de consolidar una organización política
horizontal, que aún con recursos de la administración pública no pierda
autonomía.
En el centro del pueblo se organiza
el festejo. Muestras artesanales, exposiciones fotográficas, mesas redondas,
presentaciones de libros, mensajes políticos, demostraciones de la ronda
comunitaria, entre otras actividades, dan cuenta del orgullo de un pueblo que
se convirtió en referente de organización para enfrentar, desde abajo, a las
bandas delictivas que, acusaron, actuaban con la complicidad de los tres
niveles de gobierno. Pero nada ha sido ni es fácil, coinciden Salvador Torres,
José Guadalupe y Juan Navarrete, comuneros de Cherán.
“Exigimos justicia para nuestros compañeros
caídos y desaparecidos”, reza una manta a un lado del
Kiosko. Y es que, explica Navarrete Moreno, integrante del Consejo de
Procuración y Conciliación de Justicia, “hasta
el momento el Estado no ha entregado a los responsables de los asesinatos y
secuestros. Hay cuatro desaparecidos y 17 asesinatos sin aclarar, sin que se
haga justicia, sin que se haga nada”, acusa el comunero.
Salvador Torres
coincide: “En Cherán la Procuraduría se
ha visto imposibilitada por su propia burocracia y por sus intereses dentro de
las organizaciones delictivas, para hacer justicia. Quieren que pase el tiempo
para archivar los procesos pendientes”.
La imagen de la
comunidad es otra. El 15 de abril del 2011 el pueblo se encontraba en llamas.
Miles de personas hacían guardias alrededor de las emblemáticas fogatas y en
las barricadas que se colocaron en los accesos al pueblo. Nadie entraba ni salía
sin su autorización. La devastación de más del 80 por ciento de sus bosques,
las extorsiones y los secuestros de los que eran víctimas, los hicieron
reaccionar cuando los talamontes se metieron al manantial de La Cofradía. Ahí
las mujeres y los hombres se juntaron para sacarlos de su pueblo.
Hoy, en lugar de
las barricadas, hay casetas de vigilancia hechas de block. Los integrantes de
la ronda comunitaria que aparecían con el rostro cubierto y con escopetas y
palos, ahora están uniformados, armados y reciben una compensación oficial por
su trabajo. El reto, reconoce Navarrete Moreno, es que “la ronda no se transforme en un simple órgano de seguridad pública”,
pues esa sería su perdición y tarde o temprano se convertiría en el enemigo.
Esta situación,
añade el integrante del Consejo de Procuración y Conciliación, “se puede evitar con formación política. Y
este es un trabajo que debe fortalecerse al interior de la comunidad”.
Hoy, sin duda, la
ronda funciona. Está integrada por 95 hombres de la comunidad, quienes protegen
las tres entradas al pueblo: Nahuatzén, Paracho y Zamora, donde mantienen
puestos de vigilancia. Por la noche patrullan las brechas y los bosques y hay
dos grupos que realizan patrullajes internos. Con todo esto, coinciden los entrevistados,
se ha conseguido disminuir la tala de bosques entre un 80 y 90 por ciento; y
los robos y otros actos delictivos, como las extorsiones, en 90 por ciento. La
vida cambió.
“Y aunque hay gente que sigue saqueando los
bosques”, reconoce el profesor José Guadalupe, integrante del Consejo Mayor, “para nada es como antes”. Los retos
ahora son otros, indica, y son los que contempla el Plan de Desarrollo
Municipal, además de seguridad y justicia, la reconstitución del territorio,
demostrar que este tipo de gobierno horizontal funciona mejor el vertical y,
algo muy importante, el desarrollo del modelo educativo, que es la columna
vertebral de toda comunidad.
Un desafío más,
advierte el profesor, lo representan todos los partidos políticos. Ahora, dice,
“no sólo nos tenemos que cuidar de la
delincuencia, sino también de los partidos que quieren dividirnos, por lo que
de ellos también hay que protegernos”.
En cuanto a la
reconstitución del territorio, explica, es un reto que tiene un plazo más
largo, “pues no se trata sólo de
recuperar los bosques, sino también el agua, los animales, los cerros, las
barrancas, los lugares sagrados, la cosmovisión de nuestro pueblo. Y esto es
trabajo de toda la comunidad”.
Salvador Torres
añade que “el Estado está obligado a
restablecer la actividad agrícola y agropecuaria que se perdió por la política
de inseguridad y violencia que desató desde el sexenio pasado y que continúa
hasta ahora. En estos dos años el Estado sólo ha hecho dos reforestaciones,
pero hace falta restituir una variedad enorme de flora y fauna. Se trata de que
crean y validen la forma de relación de las comunidades con sus recursos
naturales. Y esto no ha pasado”.
“Nosotros”, señala el
profesor Guadalupe, “decimos que no se
trata de que nos eche la mano el gobierno, sino de que nos dejen en libertad.
La comunidad va reconstituyendo su territorio pero muchas veces los proyectos
del gobierno tienen un costo mayor para nosotros, que es permitir muchas cosas que
nos dañan, como los partidos políticos u otras cosas que no tienen que ver con
nosotros”.
En cuanto a la
educación, un grupo de maestros que trabajan en las instituciones educativas
realizó un proyecto que toma en cuenta el contexto el que se ubican las
escuelas, el idioma purhépecha y la cultura, como las plantas medicinales, el
conocimiento de los más viejos, etcétera.
Lo que sigue para
Cherán, señala Torres, abogado y participante del Congreso Nacional Indígena
(CNI), es lograr que la participación del pueblo vuelva a ser integral, con
hombres, mujeres y niños, porque ha habido momentos en los que en algunos ha
habido cierta duda o vacilación. En las asambleas hay hombres y mujeres y no
hay todavía esa mala influencia de los partidos políticos que buscan sabotear. “Es mucho más natural una democracia en la
que participan todos. Este es el reto y lo que hay que buscar”.
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