Otramérica, 24-03-2013
Escuchar es una de las
cualidades básicas de un organizador. Esto es lo que hicieron un grupo de
mujeres migrantes mexicanas en diciembre de 2004 en el Este del Harlem
–conocido como El Barrio- en Nueva York. Fueron puerta a puerta, edificio por
edificio escuchando y entendiendo los problemas de sus nuevos vecinos para
luego pensar juntos cómo los podían resolver. Nunca antes habían participado en
una lucha social en México y no sabían hablar inglés, pero lo que si sabían era
que muchos estaban en su misma situación. Ahora llevan ya 8 años organizándose
por una vivienda digna y contra el desplazamiento neoliberal para evitar que
les obliguen -como les pasó en su país de origen- a dejar su casa “por culpa de la imposición de la cultura
del dinero de los de arriba”.
Así
nació el Movimiento por Justicia del Barrio (MJB) que a día de hoy cuenta con
750 integrantes y 72 comités, uno por edificio. Todos son
autónomos y se reúnen periódicamente en el lobby de sus viviendas en donde
consultan sobre los problemas que tiene cada vecino y deciden qué estrategias
seguir para vivir dignamente.
Los
zapatistas son su inspiración, son adherentes a la Sexta declaración de la
Selva Lacandona y parte de La Otra Campaña Nueva York. Definen su movimiento
como zapatismo urbano y lo ven como “otra
manera de hacer política con todos los de abajo, con los que están siendo
oprimidos por el capitalismo y maltratados por los malos gobiernos. Sólo así le
devolveremos la dignidad a nuestras comunidades”, comenta Juan Haro,
organizador del MJB.
Compartiendo su
lucha
Desde
México, conseguimos recoger los testimonios de Óscar Flores y Diana Morales, dos
migrantes mexicanos. Ahora viven el Este del Harlem y son organizadores del
MJB.
“Nos
quieren sacar de nuestras viviendas de El Barrio. Nosotros, los más jodidos,
estamos cansados vivir en estas condiciones de ventanas rotas, techos
cayéndose, goteras en la cocina y el baño, sin calefacción y agua caliente en
el invierno. Ellos, los caseros y el gobierno local nos fuerzan a mal vivir
hasta que nos desesperan y decidimos mudarnos a otro lugar. Entonces los
caseros renuevan sus edificios y rentan los apartamentos a gente rica”, comenta Oscar
“Luchamos
para que los montes y las montañas sean de quienes los habitan y los cuidan.
Así como las viviendas están para quienes las habitan y las cuidan. Nadie será
dueño de más casas de las que pueda habitar”. Este es uno de los lemas del MJB. Lo
escuchamos por primera vez en un video-mensaje intitulado “Otro mundo otro camino, otro barrio abajo y a la izquierda”, a través
del cual oímos la palabra de resistencia de los vecinos del Este del Harlem en
Chiapas (México), en el marco del 3er seminario
sobre movimientos anti-sistémicos. Hasta el momento, los integrantes de
MJB comparten este video sólo en pequeños espacios de reunión y reflexión y no
está disponible en internet.
El mensajero es Juan Haro, uno de los
organizadores del MJB. Él es el único de su comunidad que ha podido viajar
hasta México porque la mayoría de sus compañeros de El Barrio son migrantes y
no tienen los documentos necesarios para hacerlo. A través de él, El Barrio, su
lucha, sus estrategias y tácticas se hacen presentes en San Cristóbal de Las
Casas, Chiapas.
“Siendo
migrantes sabemos que el sistema político y económico que nos expulsó de
nuestro país de origen es el mismo que ahora busca desplazarnos de nuestras
viviendas, pero luchamos contra las corporaciones multinacionales, contra los
políticos y ‘los de arriba’ y nos organizamos para que esto no ocurra”, comenta Haro.
Su inspiración:
las consultas y los encuentros Zapatistas
“Ellos nos inspiran y
nos enseñan cómo organizarnos mejor en nuestro barrio”, comenta Juan Haro en
entrevista. Según Haro, para que un día haya justicia y libertad y para vivir dignamente
“es necesario construir otro mundo, un
mundo donde quepan muchos mundos y para ello lo primordial es escuchar,
consultar, encontrarse y crear estrategias efectivas”.
En
2005, cuando el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) hizo pública La Sexta
Declaración de la Selva Lacandona, la compartieron en El Barrio y
decidieron pedir formar parte de La Otra Campaña, iniciativa zapatista que
busca “escuchar al pueblo mexicano, a los
organizados y a los que no lo están, a todos aquellos que desde abajo y a la
izquierda busquen cambiar el actual estado de la Sociedad”.
“Como
migrantes mexicanos, somos La Sexta para que no más mexicanos se vean forzados
a tener que dejar el país para buscar una forma de vida para nuestras familias,
y eventualmente los que queremos regresar podamos hacerlo y quedarnos en
nuestro lugar de origen con los nuestros”, comenta Oscar.
También las consultas Zapatistas inspiraron al
MJB. A través de una primera consulta y del voto comunitario salen los
problemas principales de El Barrio, punto primordial para luego desarrollar sus
estrategias. “Practicamos la democracia
real, nuestra forma de lucha se basa en la decisión del pueblo y la comunidad
es la que tiene la palabra”, comenta Haro.
De los zapatistas aprendieron a luchar a nivel
local, con sus vecinos y en sus comunidades, pero también a ver más allá de su
barrio y empezar a realizar una serie de encuentros, inspirados en los
Encuentros Intercontinentales por la Humanidad y contra el neoliberalismo
organizados por el EZLN.
Los encuentros son fundamentales para lo que los
vecinos de El Barrio definen como forma de zapatismo urbano. Lo ven como un
momento de intercambio que los zapatistas han diseñado como otra forma de hacer
política, abajo y a la izquierda para compartir luchas y aprender. Primero
organizaron un encuentro a nivel ciudad de Nueva York y luego a nivel nacional
e intercontinental. “Para nosotros es
primordial conocer al vecino, a la vecina, unirnos y luchar juntos, tomar
decisiones de forma horizontal pero también lo es crear puentes con otras comunidades
marginadas de migrantes, mujeres, lesbianas, homosexuales, transexuales, gente
de color y crear relaciones con estas organizaciones”, comenta Haro.
Celebran sus encuentros con colectivos que
tienen en común la lucha por la justicia, la dignidad y la democracia, y lo
hacen en el corazón de El Barrio. Todos participan, desde los más ancianos a
los niños, quienes clausuran estos encuentros en un acto simbólico en el que
rompen “la piñata neoliberal”.
Ganar para motivar
la lucha
Cuando
un movimiento social gana una batalla, inevitablemente se gana la confianza de
más gente que también quiere ganar. Esto sucedió en el año 2006 en El Barrio,
cuando en un intento de desplazamiento de inquilinos pobres de su
vivienda el Movimiento obligó a Steve Kessner - multi-millonario y dueño de 47
edificios- a que vendiera sus propiedades y se fuera de El Barrio. Lograron
sacarlo del vecindario en lugar de que él sacara a los inquilinos de sus casas.
Fue una batalla ganada que duró dos años, una victoria que les mereció un
reconocimiento en la ciudad y, tal vez lo más importante, dio ánimos a los
integrantes de Movimiento para seguir luchando, palabras de Haro, “contra el neoliberalismo, cosificado en las
corporaciones multinacionales y los caseros capitalistas”.
Pero Steven Kessner fue sustituido por una
compañía multinacional de Londres, llamada Dawnay, Day Group. Esto detonó el
inicio de otra campaña intensa en 2008 contra esta corporación multinacional
británica que tenía propiedades en varios continentes y decidieron hacer su
primera compra estadounidense en El Barrio. Oscar nos cuenta que enviaron una
delegación a cinco países de Europa “porque allá hay grupos y personas que
apoyan nuestra lucha”. Finalmente, Dawnay Day, Group se derrumbó y ahora
enfrenta un proceso de embargo por no poder pagar la hipoteca de las que eran
sus propiedades. “Mientras tanto, las
familias que habitamos en estas propiedades estamos listos para seguir luchando
por nuestros sueños”.
El MJB no sólo gana batallas sino que gana
organizadores. Diana Morales, por ejemplo. Ella es indígena Mixteca y ahora es
organizadora en El Barrio. Nació en Tlapa de Comonfort, Guerrero y “por culpa del mal gobierno fui forzada de
dejar mi país. Ahora en Nueva York enfrento la discriminación cotidiana por ser
una migrante. Por eso decidí unirme a mis vecinos y luchar por la justicia”.
Desde que su madre la llamó contándole que les
querían desalojar, dejó México y se unió al movimiento. Su inspiración son los
zapatistas. “En la primera reunión
escuche a los compas hablar sobre los zapatistas y vi que siguen en pie de
lucha y que viven en forma autónoma, sin depender del mal gobierno”.
Al principio Diana no creía que pudiera haber
migrantes en NY que se atrevieran a salir a las calles a protestar y denunciar
a los responsables de los problemas que enfrentan, pero lo hizo, y ahora es una
de las voceras de la organización.
“Nunca me
imaginé que un día lucharía con mi comunidad, pero ahora lo hago. Luchando
unidos es la forma que seremos escuchados y el modo en que cambiaremos al
mundo”.
El MJB también realiza campañas solidarias para
apoyar las luchas en México. Lo hicieron en 2006 cuando se pronunciaron en
contra de la represión en San Salvador Atenco bajo el lema “Todos somos Atenco”.
También crearon los llamados “comités
de la palabra verdadera”, células organizativas en más de 24 países en el
marco de una campaña para sensibilizar sobre la situación de los zapatistas. El
pasado año 2012 iniciaron también campañas para la liberación de los presos
políticos en Chiapas.
Seguir
escuchándonos. Formar organizadores
Hoy
en día, los vecinos de El Barrio siguen luchando contra el desplazamiento, esa
es su lucha cotidiana. “Cuando organizas,
te das cuenta de que de repente tienes una familia enorme y que si nos tocan a
uno nos tocan a todos”, comenta Haro. Justo ahora están en proceso de
formar nuevos comités porque hay tres edificios que quieren integrarse al
movimiento. El único requisito indispensable para formar parte del MJB es
organizar tu edificio.
“La idea
es trabajar con ellos para poder aumentar el interés y la pasión de lucha. Eso
los motiva. A veces se les hace muy difícil organizar porque nunca lo han
hecho, se les hace incómodo tocar la puerta del vecino que no conocen y se
preguntan ‘¿qué van a pensar de mí?’. Entonces son los mismos compas que ya lo
han vivido los que van, los acompañan y les ayudan a convertirse en
organizadores”.
Le pedimos a Juan Haro que nos cuente qué
significaron para la gente de El Barrio las marchas
silenciosas del pasado 21 de diciembre y los subsiguientes
comunicados zapatistas. “Fue una muestra
de dignidad de los compañeros -comenta- mostraron
su capacidad moral y organizativa, de poder hacer. Aún no nos hemos reunido a hablar
de ello pero vamos a platicarlo con calma. Los compas de El Barrio los
escucharon y están esperando lo que sigue”.
La otra forma de hacer política de la gente de
El Barrio nos recuerda la reflexión del viejo Antonio, un viejo sabio
recolector de historias y de la experiencia del pueblo, “el tiempo maya hecho hombre”, conocido por los cuentos del
Subcomandante Marcos: “Las tres primeras
de todas las palabras de todas las lenguas son democracia, libertad, justicia. Los hombres y mujeres verdaderos
custodian como herencia esas tres palabras para que no se olviden nunca, las
caminen, las luchen, las vivan”.
Y esto es lo que hacen los organizadores del
MJB. Como dicen los zapatistas, caminan, no corren, porque van muy lejos.
Caminan preguntando y escuchando, construyendo y organizando en su forma de
zapatismo urbano para luchar contra el desplazamiento neoliberal, por una
vivienda digna y por un mundo en donde quepan muchos mundos.
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