Lunes
25 de marzo de 2013 El pasado 17 de
marzo desapareció en Guatemala el presidente del Parlamento del Pueblo Xinca,
Roberto Morales, y fue asesinado Exaltación Marcos, quien iba con él. Ambos
eran dirigentes indígenas comprometidos con denunciar los intentos de las
empresas mineras que quieren entrar en estos territorios. Esa es la voz del
dirigente Domingo Hernández Ixcoy.
Existe en Guatemala un problema serio entre las
comunidades rurales y las pretensiones extractivas de las empresas extranjeras,
que en algunos casos desemboca en hechos de violencia y represión.
Bárbara Trentavizzi, antropóloga italiana residente en Guatemala
comprometida con las luchas de los pueblos indígenas, entrevistó a Domingo
Hernádez Ixcoy, dirigente indígena -que a su vez ha sido objeto
de amenazas de muerte el año pasado- quien se refiere a la difícil
coyuntura que se está viviendo en este país centroamericano.
- ¿Podría ilustrar usted la situación que se está viviendo
en las áreas rurales, de frente a las licencias mineras, hidroeléctricas y
diversos proyectos que se pretendem implantar en Guatemala?
Nosotros
queremos denunciar que desde el inicio de este año se ha agudizado
la represión y se ha extendido la violencia en general. Dentro de esta
violencia común, relacionada también con la disputa de poderes e intereses
ilegales, está también la violencia que se perpetúa contra el movimiento social
que defiende la tierra, y que se manifiesta sobre todo con la persecución en
contra de dirigentes comunitarios.
Ha habido una serie de hecho lamentables que han afectado a los
dirigentes de los municipios involucrados en la resistencia: Tomas Quej,
de la comunidad Kalija, de Purulha, Baja Verapaz; Carlos Hernández Mendoza, miembro
del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud, del Frente Nacional de
Lucha, de la Asociación campesina Camoteca; la captura de Germán y
Santiago Vargas Hernández, de la comunidad Primavera de San Cristóbal de
la Paz; la captura de Rubén Herrera, dirigente de asamblea
departamental para la defensa de los recursos naturales de Huehuetenango; el
secuestro del 17 de marzo de Roberto González, que hasta el momento
no ha aparecido y la muerte de Exaltación Marcos, secretario y
mayordomo del pueblo Xinka. Roberto era presidente del Parlamento
Xinca y uno de los principales dirigentes de la región. Sin contar los graves
hechos de violencia del año pasado en Totonicapan, el estado de sitio en
Barillas.
Estamos viviendo un escalofriante momento de violencia que nos hace
recordar la época del conflicto armado, cuando los dirigentes eran asesinados
por reclamar sus derechos. Ahora somos perseguidos por no entregar los bienes
naturales a las empresas nacionales y extranjeras. Los que defienden la vida, la
identidad y el futuro del país son asesinados, perseguidos, secuestrados.
La política neoliberal es un proyecto de muerte y
división, que está
propiciando la criminalización hacia los movimientos sociales. Nosotros como
dirigentes sociales estamos muy preocupados por esta política vertical que en
nada contribuye a la democracia en Guatemala y que utiliza métodos del terror
colectivo hacia las comunidades.
- ¿Cuáles son las razones profundas que están atrás
de estos hechos? ¿Qué análisis elaboraron ustedes como movimiento indígena?
En nuestro país,
durante los 36 años del conflicto armado los grupos de
poder económico desarrollaron un gran arsenal de criminalización hacia los
movimientos sociales. Se dice que los indígenas se oponen al desarrollo, que
son de ultraizquierda y que sólo son pequeños grupos. Pero acaba de salir
una encuesta que afirma que el 76 por ciento de la población no quiere la
minería, la gente en el área rural, sobre todo, tiene plena
conciencia de lo que implica la minería, y el engaño que representa. Los que
hemos tenido la oportunidad de estar afuera vimos que en ningún país ha
significado un desarrollo para los pueblos, cuando se habla de desarrollo se
refiere sólo para las grandes empresas y para la oligarquía, no para nuestros
pueblos.
Uno de los grandes problemas es la falta de una política de consultas.
Para nosotros, en nuestras comunidades, la consulta es importante, se centra en
el diálogo, en el consenso, en el ponerse de acuerdo sobre aspectos de
importancia común. En cambio, el sistema político impone reformas. Miremos por
ejemplo la reforma educativa, este tema afecta intereses de muchos sectores,
pero no se consulta. De esta manera el estado vulnera los derechos de los
pueblos y el que se opone a este proyecto es criminalizado y perseguido.
En Guatemala se realizaron más de 64 consultas comunitarias que se
pronunciaron con un No a la minería y megaproyectos, y han sido despreciadas
por el Estado, cuando han representado un gran ejercicio de ciudadanía y
participación local.
- Las empresas rechazan las acusaciones de los
movimientos sociales de provocar hechos delictivos y de represión hacia
dirigentes, ¿ustedes que opinan?
Lamentablemente,
hemos observado que en muchos casos los trabajadores se convierten en pequeñas
fuerzas de choque, en grupos armados a favor de las empresas.
Vemos en San Miguel Ixtahuacan, en San Juan Sacatepequez, los tristes hechos de
Barillas. Las empresas engañan, hacen propaganda falsa y engañosa, y cuando
encuentran obstáculos empiezan a demandar a líderes comunitarios creando mucho
daño. Quieren explotar los recursos naturales de manera violenta a como de
lugar, con el apoyo de los gobiernos de turno. Sabemos que muchas de las
demandas que afectan a nuestros dirigentes son por haberse opuesto a empresas y
proyectos y los abogados son contratados por las empresas que se alían con los
sectores poderosos del país que utilizan las fuerzas militares y policíacas
para reprimir.
Donde hay destacamento militares es porque hay proyectos de recursos naturales,
se intenta amedrentar a la población. No es, como se cree a nivel urbano, para
combatir el narcotráfico y la violencia delincuencial. Se vuelve a recurrir al
miedo a través de la presencia del Ejército.
- ¿Cuáles son sus exigencias?
Nosotros
queremos que se resuelvan los problemas estructurales del
país. La firma de los acuerdos de paz impulsó lamentablemente un proyecto
neoliberal que nos empobreció y nos está llevando a la violencia. No importa
cuál de los dos partidos hubiera ganado, todos siguen el mismo esquema liberal
excluyente y racista y un sistema que quiere robarnos las tierras. Sin
tierra, el campesino maya no tiene vida, por eso siempre la defenderá, es parte
de nuestra cultura milenaria.
Queremos que se pronuncie la comunidad internacional sobre estos hechos
de violencia. Ahora no hay guerrilla pero hay resistencia comunitaria
en defensa de la madre tierra, y ésta es criminalizada y
perseguida.
- A los grupos indígenas se les acusa de atrasados,
de no querer modernizarse, de no querer el desarrollo. ¿Cuál es su concepto de
desarrollo?
Creemos en un
desarrollo surgido de los pueblos, controlado por los pueblos, administrado por
los pueblos. Un ejemplo de desarrollo es para nosotros la turbina comunitaria
de la Zona Reyna. Las comunidades están pagando 20 Q y tienen luz,
ellos tienen el manejo de la energía. Aquí se propone que veamos con buen
ojo a las grandes hidroeléctricas extranjeras que utilizan el agua de nuestras
tierras, cuando en muchos lugares donde están operando las comunidades no
tienen ni luz.
El desarrollo se puede crear sin necesariamente entregar a las empresas
transnacionales nuestro país. Si ellos dejan millones como regalías es
porque se están llevando miles de millones,
Se puede pensar en un desarrollo conducido por los pueblos, respetando a
la madre naturaleza. Los pueblos indígenas no manejamos una lógica
capitalista de acumulación a toda costa, sin importar la vida
humana y el futuro de la tierra. Las comunidades pueden sembrar y exportar de
una manera equilibrada, las cooperativas, por ejemplo, son una alternativa,
pero no reciben apoyo porque amenazan intereses económicos muy fuertes. Durante
el conflicto armado se les acusaba de pertenecer a la guerrilla y se le
reprimió a pesar de no tener ningún vínculo con las fuerzas rebeldes. Las
cooperativas son un potencial para mejorar la vida de los campesinos y de sus
hijos.
- ¿Alguna consideración final?
Hacemos un
llamado a los movimientos sociales, a los académicos a la sociedad indígena y
mestiza, a los medios de comunicación, para que exijan el cese de la
represión, queremos que se tome conciencia de que la violencia jamás va a
servir para el desarrollo de Guatemala.
Como dirigentes y líderes indígenas estamos sumamente preocupados por lo
que está pasando y pedimos a la comunidad internacional presente en el país
levantar la voz sobre estos hechos.
Comentarios