Rebelión, 23-03-2013
A
Manuel Aguilar Mora y a Claudio Albertani
Con
base a los recientes acontecimientos en la Universidad
Autónoma de la Ciudad de México (UACM) todo parece indicar un triunfo del
grueso de la comunidad estudiantil y magisterial (Consejo Estudiantil de Lucha,
Foro Académico y Trabajadores en Lucha). Es un triunfo democrático, pues con la
destitución de la rectora Esther Orozco por el Consejo Universitario existen
las condiciones para la reconstrucción institucional acorde a sus orígenes
políticos y a su filosofía educativa –misión y objetivos– de esta universidad
creada en abril de 2001 por el gobierno de López Obrador. La UACM es una de las
muy pocas cosas acertadas que debemos reconocerle a esa administración.
Esta institución educativa superior pública
obtuvo su autonomía en diciembre de 2004. Su primer rector fue Manuel Pérez
Rocha (2001–2010), a quien le sucedió Esther Orozco. Pero mientras Pérez Rocha
se afanó de manera admirable por construir sólidamente los cimientos de la
institución, Orozco con su autoritarismo, corrupción, xenofobia y soberbia se
empeñó en destruir el proyecto original de una universidad al margen de los
valores mercantiles y de los parámetros neoliberales. Como bien lo señala David
Huerta –reconocido poeta y profesor de la UACM en su Introducción al excelente
libro Pienso y luego estorbo (Claudio Albertani, Coordinador; Juan
Pablos Editor /2012)– “Durante más de
diez años, la UACM ha sido un proyecto alternativo de universidad pública. De
la crisis de 2012 saldrá fortalecida o seguirá corriendo los graves riesgos del
autoritarismo, la exclusión de los jóvenes marginados y la transformación de un
proyecto noble en una institución al estilo de las universidades tradicionales,
en sus vertientes y estribaciones menos renovadoras, más enquistadas en fórmulas
estériles de educación”.
Todo parece indicar entonces que la UACM saldrá
fortalecida pues este proyecto educativo, más allá de la iniciativa
lopezobradorista (y satanizada debido a ello), ha sido una obra en construcción
edificada en primer lugar por sus maestros e investigadores y estudiantes, y en
segundo lugar por sus autoridades. Se trata de un proyecto cuyo espíritu tiene
que ver con la defensa y el futuro de la educación pública en nuestro país.
Existe un elemento cardinal, afirma Albertani, y es “el hecho de que la UACM es la universidad pública, laica y
democráticamente inspirada, que existe y funciona al servicio de las
comunidades marginales de una de las metrópolis más grandes y complejas del
mundo moderno”.
En la mayoría de las universidades mexicanas hay
verdaderas mafias y grupos de poder. Hay de autoridades a autoridades, pues no
es lo mismo Pérez Rocha que la funesta Esther Orozco, cuyas acciones tuvieron
rasgos fascistas como la xenofobia y sus seguidores quemando ejemplares del
periódico La Jornada. Fue ella quien desató el conflicto universitario apoyada
por el gobierno de Marcelo Ebrard –cuya administración asfixió los recursos
financieros de esta universidad. Primero fueron sus declaraciones falaces sobre
la baja calidad educativa (“fraude
académico”) y “un pantano sin reglas”;
pero, además de los intereses aviesos mercantilistas durante su rectoría, fue
el fraude electoral para integrar un Consejo Universitario manipulable para
llevar a cabo su proyecto de contrarreforma educativa comprando voluntades,
pisoteando la dignidad y los derechos estudiantiles y laborales, violentando la
legalidad institucional y utilizando el presupuesto de manera discrecional lo
que finalmente generó el conflicto que llevó a un sector estudiantil a la
huelga y a la toma de instalaciones en agosto de 2012. La lucha ejemplar del movimiento
universitario democrático del Consejo Estudiantil de Lucha (CEL) y de
trabajadores docentes (Foro Académico) y administrativos y de servicios generó
las condiciones para volver a los cauces institucionales. Un nuevo Consejo
Universitario electo democráticamente en noviembre pasado tuvo la firmeza para
empezar a reconstituir el tejido de la comunidad universitaria para dar paso,
entre otras cosas, a un rectorado interino, el cual habrá de contribuir al
proceso de reconstrucción de la UACM, reivindicando una educación liberadora y
emancipada: Nada humano me es ajeno.
La UACM tiene sus fortalezas y debilidades como
toda universidad, pero en una institución joven es comprensible la existencia
de una serie de cuestiones y problemas por resolver ahora y en su futuro
inmediato. Cuenta con profesores de alto nivel académico dignos de estar en
cualquier universidad pública mexicana o extranjera de excelencia y con
estudiantes cuya capacidad y pensamiento crítico podrían también estar en las
mejores instituciones educativas.
Un comité integrado por representantes del
Gobierno del Distrito Federal, la Asamblea Legislativa y la Comisión de
Derechos Humanos capitalina determinó que fue legal la sesión del Consejo
Universitario realizada el 7 de marzo pasado en la que por mayoría de votos
destituyó a Orozco y designó a Enrique Dussel Ambrosini como rector interino.
Decisión atinada.
Dussel Ambrosini es un reconocido filósofo e
intelectual crítico con una notable trayectoria nacional, latinoamericana y
mundial. Cualquier universidad de prestigio se honraría de tenerlo como rector.
De origen argentino y naturalizado mexicano; vive en el país desde 1975. Dussel
tiene un firme compromiso por las causas sociales y se distingue por su
honestidad y honorabilidad como pensador y ciudadano. Tiene prestigio mundial
por su trabajo en el campo de la Ética, la Filosofía Política y la Filosofía
latinoamericana, y en particular por ser uno de los fundadores de la Filosofía
de la Liberación. Su vasto conocimiento en Filosofía, Política, Historia y
Religión, plasmado en más de 50 libros y más de 400 artículos –muchos de ellos
traducidos en más de seis idiomas–, lo convierte en uno de los más reconocidos
pensadores del siglo pasado y presente que ha contribuido en la construcción de
una filosofía comprometida. Ha recibido dos doctorados Honoris Causa por
universidades de prestigio. Es profesor investigador de la UNAM y de la
Universidad Autónoma Metropolitana.
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
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