por Mumia Abu-Jamal
La mayoría de nosotros hemos oído hablar de los
presos vueltos abogados (jailhouse lawyers) –hombres y mujeres que batallan
en las cortes para ganar sus propios casos o los de otras personas.
Pero apuesto que pocos
han oído hablar de un preso vuelto activista ecologista (jailhouse
environmentalist). A decir verdad, no sabía que tal cosa existía.
Pero es real, y se llama
Bryant Arroyo, un puertorriqueño bilingüe que ha pasado la tercera parte de su
vida en prisión. Está encarcelado en SCI-Mahanoy en la región sudoriental del
estado de Pensilvania.
Arroyo nunca tenía la
intención de convertirse en activista ecologista porque ya estaba trabajando
como abogado en prisión. Pero como suele pasar, se sintió obligado hacerlo.
En 1998 el ex gobernador
de Pensilvania Tom Ridge invitó a un empresario local a acompañarlo a una
excursión a Sudáfrica. John W. Rich, Jr, operaba una termoeléctrica y era
propietario de vastas tierras en el condado de Mahanoy Susquehanna. Rich
conoció a industrialistas sudafricanos de la empresa SASOL e hizo tratos con
ellos. No tardó mucho en anunciar planes de lanzar un enorme proyecto para
convertir el carbón en gas líquido; la planta sería instalada al lado de la
prisión estatal en Mahanoy.
Considerado desde
cualquier punto de vista, esto fue un acuerdo cerrado porque Rich, su familia y
colegas hacían contribuciones a los políticos federales, estatales y
municipales, quienes apoyaron su proyecto automáticamente. Rich buscó el apoyo
bipartito y ganó los elogios y respaldo del gobernador de Pensilvania Ed
Rendell, del Partido Demócrata.
El gobierno autorizó la
planta que valdría $800 millones de dólares, y gracias a los subsidios
estatales, los costos fueron reducidos por cientos de millones de dólares.
Pero Arroyo, un hombre
inquisitivo con la mente alerta, se sentía preocupado al leer del proyecto en
los periódicos locales.
“¿Qué tal si esto no está seguro?” se preguntaba.
Arroyo visitó la
biblioteca de la prisión, pidió la Evaluación del Impacto Medioambiental (un
estudio requerido por la Agencia de Protección Ambiental, EPA), la leyó, la
leyó otra vez y tomó la decisión de hacer todo lo posible para parar el
proyecto.
¿Pero qué podría hacer
un solo hombre, especialmente siendo preso?
Habló con todo el mundo
–presos, pandilleros, guardias– ¡todos!
Bajo el reglamento de la
prisión, las peticiones están prohibidas. Entonces, Arroyo escribió una carta e
hizo cientos de copias. Cada una fue enviada por un preso a los supervisores
municipales de Mahanoy. Unas semanas después, los supervisores habían recibido
más de 400 cartas, y se veían molestos al ser retratados en un periódico local.
Cuando un reportero
local intentó denigrar a Arroyo al mencionar la condena que purgaba, el
activista simplemente siguió con su trabajo y muy pronto las oficinas de los
supervisores fueron inundadas con más de 900 cartas.
Sus actividades llamaron
la atención y apoyo del Fondo Comunitario para la Educación y Defensa Jurídica
del Medioambiente, el cual redactó una ordenanza municipal que prohibía
cualquier proyecto de energía no renovable que amenazaba la salud y seguridad
de la región.
Hasta los guardias de la
prisión, a través de su sindicato, se opusieron al proyecto. Su secretario
Timothy Teltow (guardia y residente del pueblo cercano de Shenandoah), dijo a
los reporteros: “No entiendo por qué se
está construyendo esta planta al lado de una penitenciario estatal”.
Eventualmente, unos años
después, el acuerdo cerrado se acabó. Kaput. Muerto.
El impulsor de una
planta de gasificación del carbón de $800 millones de dólares, apoyado por
corporaciones poderosas como Bechtel y Texaco y políticos como el difunto
senador Arlen Spector y el ex senador Rick Santorum, tuvo que rendirse.
Pero todo empezó cuando
un hombre, ni más ni menos un preso, Bryant Arroyo, se convirtió en activista
ecologista y dijo: NO.
--© ‘13maj
17 de febrero de 2013
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
17 de febrero de 2013
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
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