Escrito por Carlos Fazio
Lunes, 11 Marzo 2013
http://www.proyectoambulante.org/index.php/noticias/nacionales/item/863-la-variable-contrainsurgente
Con gran profusión mediática, incluido el abordaje "crítico" de comunicólogos estrellas de las radios y las
televisoras privadas –encargados de reproducir la ideología dominante con
fines de adoctrinamiento y control social−, desde enero pasado han venido
proliferando en varias partes del país grupos de autodefensa civil.
En la coyuntura, el hecho coincidió con el despegue
del régimen priísta, que se ha venido posicionando a golpes de "autoridad": las
contrarreformas laboral y educativa; el ajuste de cuentas a la maestra Gordillo
por el nuevo "jefe máximo";
la solución expedita y vía el silenciamiento difuso de la explosión en la torre
de Pemex, etcétera. De allí que llame la atención la aparente complacencia de
los responsables de la política interior ante el fenómeno de las autodefensas,
en vísperas del lanzamiento en cascada de una "política de seguridad de Estado", del mando único
policial y de la gendarmería nacional como nuevo órgano represivo militarizado.
En estas páginas, Magda Gómez, Francisco López
Bárcenas, Enrique Dussel, Octavio Rodríguez Araujo y otros han venido
desenredando la confusión sembrada en torno al tema con evidentes fines
diversionistas. En particular, la mezcolanza para nada inocente de los "expertos" en torno a las
policías comunitarias indígenas, los grupos de autodefensa civil y los
paramilitares. Al respecto, una variable no muy explorada es la "línea tenue" que
históricamente vincula al paramilitarismo con la contrainsurgencia estatal en
clave de guerra sucia. La Colombia de Álvaro Uribe, modelo de Enrique Peña, es
un caso paradigmático, pero no el único.
Etimológicamente, paramilitarismo denota
actividades cercanas a lo militar, pero que al mismo tiempo desvían, deforman o
vuelven irregular el accionar de la milicia. En México, la desnaturalización de
la institución militar atravesó en el último medio siglo por diversas fases
donde la difuminación de las fronteras entre lo civil y lo castrense −o la
articulación entre la fuerza pública y grupos paramilitares− cobró visibilidad,
pese a su carácter clandestino. El asunto remite, en general, a "operaciones encubiertas" de
agentes de seguridad (del Ejército, la Marina o las distintas policías), que necesitan
camuflar su identidad como civiles para no comprometer el accionar clandestino
del Estado, o acciones militares de civiles protegidos de manera invisible por
agentes y/o instituciones del Estado. Ambos procedimientos tienden al mismo
objetivo: el encubrimiento que salvaguarde la impunidad de actos criminales.
Antecedentes sobran. En los años 80, Puerto Boyacá
se convirtió en el Vaticano del paramilitarismo colombiano. En el marco de la
Doctrina de Seguridad Nacional del Pentágono, la alianza entre el Ejército y
grupos paramilitares en la lucha contra el "enemigo
interno" derivó en el terrorismo de Estado. La Triple A (Acción Anticomunista Americana), formada por militares
adscritos al Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia Charry Solana (BINCI)
y el MAS (Muerte a Secuestradores), fueron los primeros eslabones de una
práctica paramilitar que derivó en las "autodefensas
campesinas", red de grupos civiles armados, coordinados y entrenados
por militares de la 14 brigada y el batallón Bártula, en Boyacá.
Esa política de Estado para la lucha antisubversiva
y el exterminio de "comunistas"
se extendería después a toda Colombia, buscando el involucramiento compulsivo
de la población en el conflicto armado contra las guerrillas, de modo que fuera
imposible una posición neutral dentro del territorio controlado. En 2002, la
alianza del Ejército con los barones de la droga y las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC) consolidó la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe, producto
paramilitar de exportación estadunidense. (Alfil de Washington, el anterior
jefe de la Policía Nacional, Óscar Naranjo, es hoy asesor de seguridad de
Enrique Peña, bajo cobertura del Instituto Latinoamericano de Ciudadanía,
creado ad hoc por el Tecnológico de Monterrey.)
A su vez, en la lucha contra Sendero Luminoso, las
fuerzas armadas peruanas crearon los Comités de Autodefensa (CAD) o rondas
campesinas antisubversivas. El modelo incluyó la articulación forzosa de
pueblos vecinos a través de Comités de Defensa Civil (CDC), al estilo de las "aldeas estratégicas" de
Estados Unidos en Vietnam. En Guatemala, también de manera coercitiva, los
generales Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt utilizaron las Patrullas de
Autodefensa Civil (PAC) como estructura paramilitar subordinada en la genocida
política de tierra arrasada que destruyó la base social de la insurgencia en
las comunidades mayas del Petén.
La táctica no le es ajena al Ejército Mexicano. En
su manual de guerra irregular, la Sedena recuerda con Mao que "el pueblo es a la guerrilla lo que el
agua al pez", pero agrega que "al
pez se le puede hacer imposible la vida en el agua, agitándola, introduciendo
peces más bravos que lo ataquen, lo persigan y lo obliguen a desaparecer o a
correr el riesgo de ser comido por esos peces agresivos" que son la
contraguerrilla. En su Plan de Campaña Chiapas 94, el Ejército concibió la
creación de "fuerzas de autodefensa
u otras organizaciones paramilitares" para desplazar población y
destruir las bases de apoyo del EZLN, en el marco de una guerra irregular o de
baja intensidad que tuvo en la matanza de Acteal (1997) su máximo punto de
inflexión.
Como en Colombia, la criminalidad es hoy funcional
a la guerra de clase encubierta. A río revuelto ganancia de pescador. En
Chiapas, tierra de autonomías, la Sedena capacitó y armó en febrero un Pelotón
de Fuerzas Rurales, compuesto por ejidatarios y ganaderos del municipio de
Mapastepec. A lo que se suma el proyecto estatal por reglamentar y subordinar a
la Policía Comunitaria en Guerrero. El duro de Mondragón y Kalb habló de "intereses oscuros"; igual el
general Lozano de la novena Región Militar. Ambos podrían estar fintando con la
intención de refuncionalizar las autodefensas para un nuevo modelo autoritario.
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