Kuy, símbolo de la represión de Peña Nieto, una “papa caliente” que enfrenta también la negligencia médica
Escrito por Gloria Muñoz Ramírez
Lunes, 18 Marzo 2013
México, DF. Sólo mueve la
mano y la pierna derecha. No habla, ni ve, ni escucha. Come a través de una
sonda, tiene constantes fiebres, vómito y diarrea. Juan Francisco Kuykendall
Leal personifica así el saldo de la primera represión del gobierno de Enrique
Peña Nieto. Una bala de goma, de ésas que dicen que no dispara la policía
capitalina, le pegó en el cráneo durante las manifestaciones de protesta
durante la llegada al poder del actual Ejecutivo, el pasado primero de
diciembre. Durante su informe de los primeros cien días de gobierno, a Peña
Nieto le faltó nombrar a quien a partir de ese día le marcó la vida.
Conocido entre sus amigos y compañeros del movimiento zapatista
simplemente como Kuy, el
activista, actor y dramaturgo ha deambulado desde el día del atentado entre un
hospital y otro. De la Cruz Roja de Polanco lo trasladaron al hospital Siglo
XXI, luego a la clínica de traumatología de Magdalena de las Salinas.
Posteriormente lo regresaron al Siglo XXI y, súbitamente, “ahí lo dieron de alta”.
Su complicado estado no impidió que la doctora Maura Loyola García, del
Hospital Siglo XXI, presionara a la compañera de Juan Francisco para que lo
sacara del nosocomio el pasado 8 de marzo. No importó, lamenta la también
activista, que ella “no cuente con los
medios necesarios ni la preparación que se requiere para su atención médica. No
importó que viva en un cuarto piso sin elevador y que no tenga ni implementos
ni enfermera”. No importó nada, pues se trataba, y se sigue tratando, de “quitarse esa papa caliente de encima, de
sacarlo del hospital sin medir las consecuencias médicas, pues es un caso
político”, advierte Bárbara Zamora, abogada de Eva.
Hoy, reporta su esposa Eva Palma “sigue
inconsciente y su estado de salud es grave, con secuelas neurológicas, con
tubos para comer y en condiciones muy complicadas, porque no puede desarrollar
por sí solo ninguna de sus funciones físicas, ni las más básicas…En estos
momentos no quieren volver a recibirlo en el Siglo XXI, por lo que tuvimos que
ingresarlo al Hospital General de Zona 1 A Los Venados, del IMSS, donde está en
el área general, sin cuarto siquiera”.
En uno de los recientes comunicados enviados por el Subcomandante
Marcos, vocero y jefe militar del EZLN, se refiere a Juan Francisco Kuykendall
de la siguiente manera: “El
compa Kuy, de la Sexta, profesor, dramaturgo, director de teatro. Cráneo
destrozado el 1 de diciembre del 2012 por un disparo de las ‘fuerzas del orden’.
Planeaba hacer una obra de teatro sobre Enrique Peña Nieto”. Es también el
EZLN el que en estos momentos impulsa una campaña nacional e internacional de
apoyo a Kuy, pues la familia no cuenta con recursos económicos para
solventar los gastos.
El Estado mexicano no ha querido tomar la responsabilidad del caso.
Hasta el momento no hay culpables y el caso se mantiene impune. Es por eso que
el bufete Tierra y Libertad, junto con Eva Palma, presentó ante la Procuraduría
General de la República, “una denuncia de
hechos constitutivos de delitos en contra de los siguientes servidores públicos:
Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; Manuel Mondragón y Kalb,
Comisionado Nacional de Seguridad; y contra los policías federales que resulten
responsables de haber disparado las armas de fuego en contra de Juan Francisco,
que le ocasionaron la lesión grave en el cráneo”.
La denuncia penal, explica en entrevista Bárbara Zamora, “es una denuncia de hechos contra estos
funcionarios porque ellos dieron la orden para disparar las balas de goma y los
gases lacrimógenos en contra de las personas que iban a la manifestación
pacífica en los alrededores de San Lázaro. Estamos denunciando delitos de abuso
de autoridad, uso indebido de la función pública, homicidio calificado en grado
de tentativa y lesiones dolosas. Lo que sigue es que nos den un número de
averiguación, un número de expediente y que el Ministerio Público realice las
investigaciones que prevé la Constitución en su artículo 2, para integrar una
indagatoria y ejercitar acción penal en contra de estos servidores públicos y
de otros que resulten responsables de estos delitos”.
En este momento, acusa la abogada, “nadie
está responsabilizándose de nada, por eso están mandándolo de una clínica a
otra. Piden cosas absurdas, como que su compañera Eva le lleve Yakult porque la
flora intestinal de él está dañada. Ni modo que ellos no tengan dinero para
comprar Yakult u otra cosa que le arregle la flora. Es un insulto. No se
quieren hacer cargo de nada y por eso lo mandaron a su casa el viernes 8 de
marzo. El domingo 10, en la noche, ya estaba muy mal, vomitando un líquido
café. Lo que ocurrió es que presionaron a su familia para que se lo llevaran a
su casa, mandaron una ambulancia y lo sacaron. Ante la gravedad, lo regresaron
al hospital pero ya no lo quisieron recibir en el siglo XXI, por lo que lo
tienen ahorita en una clínica de atención familiar”.
“Este caso es eminentemente
político”, advierte Zamora, “y por eso la
decisión de mandarlo a su casa y de ya no hacerse responsables del caso. Esto,
insisto, es político, aunque la hoja de alta la firma una doctora cualquiera
del hospital”.
Lo que ocurre, añade, “es que
quieren desatenderse del primer caso muy grave de represión, de una persona que
lleva más de 100 días debatiéndose entre la vida y la muerte, porque realmente
no tiene ninguna función física ni neurológica, y depende completamente de los
demás”.
“Hay una intención de llevar
al olvido este caso. Por eso estamos haciendo esta denuncia, para recordarle a
la gente que hay un problema que no está resuelto y que el gobierno no lo quiere
resolver, que se quiere desentender de esa responsabilidad. Ahora está en manos
de la PGR y esperamos que hagan algo”.
Eva, su compañera de vida, señala que no se tienen los estudios
suficientes para conocer el grado de afectación cognitiva. Optimista, pues es
una guerrera, explica que “los sicólogos
señalan que el cerebro tarda hasta ocho meses en desinflamarse, y que después
puede ir recuperando funciones. Él perdió masa encefálica, pero dicen que
pueden llegar a interconectarse neuronas. Los optimistas me han contado que
tienen pacientes que pierden la mitad del cerebro y se recuperan. Los otros te
dicen lo peor. Es en lo que quieras tú confiar…”
En la clínica del IMSS en la que se encuentra actualmente, señala Eva, “lo bajaron de nivel, está en un área de
muchos enfermos. El doctor me dijo que es necesario trasladarlo en cuanto se
establezca, porque puede adquirir neumonía, pues hay enfermos de todo tipo. Me
dicen que en estos días lo van a subir a piso, pero que en cuanto le controlan
la diarrea, la deshidratación y la infección urinaria, lo tengo que seguir
tratando en casa, y que yo misma le administre el medicamento”.
Para no olvidar
En un reciente comunicado, Eva
Palma y su abogada rememoran los hechos que llevaron a Kuy a su
actual situación:
“Durante la toma de posesión
de Enrique Peña Nieto, como Presidente Constitucional, se desarrollaron varias
protestas ciudadanas, ante las cuales los elementos de la policía federal
utilizaron balas de goma, gas lacrimógeno y agua a presión, para disolver las
manifestaciones de protesta, lesionando a un número indeterminado de personas
que protestaban pacíficamente o que caminaban por las calles donde se
encontraban instaladas las vallas metálicas
“… Juan Francisco Kuykendall
Leal, el día primero de diciembre de 2012, aproximadamente a las 9:20 de
la mañana, iba caminando sobre la avenida Eduardo Molina, pues se dirigía al
lugar donde se realizaba una manifestación pacífica en contra de la toma de
posesión de Enrique Peña Nieto, manifestación que se estaba realizando a unos
500 metros de distancia. Al ir caminando hacia dicho lugar, de pronto a la
altura de la estatua de Miguel Ramos Arizpe, los policías federales que
se encontraban atrás de las vallas metálicas, empezaron a disparar gases
lacrimógenos y balas de goma a los transeúntes que se dirigían hacia la
manifestación, entre los cuales iba Juan Francisco Kuykendall Leal con otro
compañero.
“Los disparos hechos por la
policía le causaron una grave lesión en la cabeza, quedando tendido en el suelo
inconsciente y ensangrentado, con parte de la masa encefálica expuesta por el
impacto de la bala.
“Se ha prohibido en la Unión
Europea y en otros países la utilización de las balas de goma para dispersar
manifestaciones, toda vez que dichos artefactos son armas mortales, de acuerdo
a investigaciones que se han realizado, cuando impactan la parte superior del
cuerpo, como en el caso de Juan Francisco”
La impunidad y la negligencia médica con la que se ha tratado el caso,
no hacen desfallecer a Eva ni a Kuy, quien se mantiene en la batalla por la
vida: “En lo personal, y en cuestiones
emotivas, me ha abrazado, me ha besado la mano, me ha acariciado la cabeza.
Siento que lucha”, señala Eva.
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