Gaspar
Morquecho
ALAI, América Latina en Movimiento
México, 2013-03-01
ALAI, América Latina en Movimiento
México, 2013-03-01
La humillante caída de La Quina y el espurio
arribo de Romero Deschamps en el sindicato petrolero en 1989, luego la de Napito,
líder del sindicato minero exiliado desde 2006 en Canadá y, ahora, el
derrumbe y encarcelamiento de la profesora y el fugaz arribo del tal Juan
a la dirección del SNTE en febrero de 2013, nos dicen que el poder
sindical y de decisión de los trabajadores no existen en México. Que la cuota
de poder se limitaba tolerar la corrupción y el enriquecimiento de la
dirigencia de los sindicatos nacionales de la industria estratégica o de
sindicatos como el SNTE con una enorme base social, a cambio de garantizar el control
de los trabajadores. Al parecer, algunos líderes sindicales sobreestimaron “su” poder. Se negaron a aceptar que el
verdadero poder real está arriba. El poder de la burguesía neoliberal
conservadora que desde hace 30 años va construyendo su proyecto en México.
Las reglas
cambiaron y la profesora no las asumió. Se trata de la subordinación total. Con
la recuperación del poder político en México por el grupo neoliberal
conservador marca CSG-EPN, las prácticas disciplinarias a los
desobedientes serán la norma. De por medio está el éxito de la segunda etapa
del proyecto neoliberal a la Salinas de Gortari.
En treinta
años el neoliberalismo en México ha ido reestructurando a la sociedad en su
conjunto. El Estado no es el mismo, la economía es otra y la política también
es muy otra. Al Nacionalismo Revolucionario se opuso el Liberalismo Social. En
1991, las reformas constitucionales modificaron las leyes en materia agraria y
dejaba la posibilidad de convertir al ejido en propiedad privada. En la actualidad
12 millones de hectáreas de tierra productiva están abandonadas, el 60% de la
tierra ejidal rentada y se mantiene la amenaza de la desaparición del Ejido. En
1990, se privatizó TELMEX. La empresa quedó en manos del Grupo Carso de Carlos
Slim. Con Miguel de la Madrid había iniciado el proceso de privatización de la
Banca que concluyó en 1990 con Salinas. En 1992, las reformas constitucionales
sirvieron para modernizar las relaciones de la Iglesia con el Estado. En 1997,
con Fidel Velázquez enterraron el vetusto sindicalismo mexicano. Con Fox se
realizaron reformas en los ámbitos fiscales, de la energía y laborales. Con
Calderón, en noviembre de 2012, se concretó la Reforma Laboral para “flexibilizar las relaciones de trabajo”. En
febrero de 2013, se aprobó la Reforma Educativa. En la lista siguen: la reforma
energética para facilitar la inversión privada, otra reforma fiscal para gravar
con el IVA a alimentos y medicinas, y la Agraria para desaparecer la figura del
Ejido. En enero de 2013, de 115 millones de mexicanas y mexicanos, 40 millones
778 mil sobreviven bajo la línea de la pobreza y 14 millones 940 mil en la
indigencia.
Tres
décadas también fueron suficientes para ir reduciendo a la izquierda mexicana y
a los movimientos sociales en el campo y la ciudad. Muchos se
institucionalizaron y pasaron a ser funcionales al sistema. Lo mejor de ellos
se atrincheraron en la defensa de los derechos humanos, de la tierra y el
territorio, en la lucha por la Paz con Justicia y Dignidad y en los procesos de
construcción de autonomías. Sin embargo, son sólo una delgada franja con
un débil tejido… que enfrente tiene a toda una generación de jóvenes que se
nacieron y crecieron en el seno de la cultura neoliberal.
P.D. Ahora resulta que hay que dar crédito a las encuestas paramétricas
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