Escrito por: Opción Obrera
06/03/2013
Se abre una nueva etapa política en
Venezuela, Chávez deja un vacío que todos sabemos nadie puede llenar, se le
podrá denominar la etapa de “el chavismo
sin Chávez” cuyas características o primeros pasos son importantes para
continuar la estabilidad de las relaciones sociales de producción ya que en
estos 14 años de gobierno no han cambiado la estructuras de dominación capitalistas. La constitución, como
cualquier otra constitución, nunca podrá determinar el socialismo, nada más
absurdo pensar que lo escrito en un papel pueda ejercer el rol de cambio.
El andamiaje de la república bolivariana de Venezuela
sigue siendo la de una estructura burocrática que parasita con la renta
petrolera. Sin Chávez al mando se cuestiona su sostenimiento en el corto plazo.
Chávez como árbitro de la lucha de clases, como Bonaparte,
supo mantener un equipo atado a sus dictados que ahora no se garantiza porque
no se vislumbran características políticas de lo mismo en quienes dejó
encargados del gobierno. La ausencia de Chávez dará pie a una etapa de
incertidumbre o desequilibrio político dentro del chavismo debido a los
intereses particulares que resaltarán de sus más cercanos aspirantes a ejercer
el poder. Por ahora Maduro liderará, como Chávez recomendó sucesoriamente, pero
luego, cuando las aguas se calmen, saldrán a relucir o postularse una buena
cantidad de auto-llamados “herederos”
que terminarán representando intereses particulares y/o sectores económicos que
demandarán querer sobresalir en beneficio de las relaciones sociales
existentes. Lo obvio, adicionalmente, serán las luchas de liderazgos y
fracciones internas entre las camarillas civiles y militares desde diferentes
cargos e instituciones del Estado.
Para EEUU, Chávez representó un estorbo debido a no haber
nacido su gobierno bajo su promoción, sin embargo, en concreto la situación le
garantizó, además de un poco más del 5% de su consumo de petróleo, la
existencia de miles de empresas norteamericanas que conforman el armado y la
producción manufacturera en el país y un tratado contra la doble tributación
con el cual se beneficiaban del mercado venezolano; en perspectiva, esto que es
esta reserva de petróleo más grande del mundo. En este sentido Chávez no fue
más que de palabra antiimperialista, pues está más que claro que para a Obama y
su equipo, más que a nadie, un proceso de sublevación o protestas que le dañe
su comercio y la estabilidad política de la región debe ser evitado, de allí su
preocupación en apoyar el tránsito de Venezuela, sin Chávez, hacia un régimen
sumiso que les mantenga su ventajoso intercambio comercial.
China, por su parte, previamente expresó sus diferencias
sobre la continuación en el otorgamiento de nuevos préstamos precisamente ante
su temor a la ausencia definitiva de Chávez y los frenó, sin embargo respaldó
que el traslado del oro venezolano, que se encontraba almacenado en otras
partes, se viniera al país a la vez que pidió más coordinación con los
compromisos contraídos por lo invertido en el Fondo Chino en particular.
Para Cuba, quienes le han dado su bendición a Maduro, lo
esencial será en tratar de mantener los intercambios comerciales de petróleo
por servicios que la burocracia en el poder en la isla insistirá en seguir
ofreciendo por lo beneficioso que le resultó a Chávez en su gobierno por el
tema de las misiones sociales.
Las preocupaciones de los acuerdos bilaterales de
gobierno a gobierno, nada transparentes, con Irán, Rusia, Bielorrusia, Vietnam,
se harán sentir aunque no se vislumbra pasen como pasó en Libia donde el
chavismo apoyo a Gadhafi con compromisos comerciales libios-venezolanos, o como
ahora, por la próxima caída de otro asesino como lo es Al Asad en Siria, del
mismo modo.
Por acá en Latinoamérica las preocupaciones de Bolivia,
Argentina y Ecuador serán las de mantener los muchos intereses económicos en
acuerdos comerciales suscritos con Venezuela a través de Chávez, acuerdos que
nada tienen que ver con los trabajadores de los diferentes países y sí con sus
empresarios.
Colombia merece atención especial. Santos ofrece sus
buenos oficios para que Venezuela pueda tener una transición democrática y en
paz, ahora que se deben convocar a elecciones para determinar quién será el
nuevo mandatario de su país vecino.
“Saludamos al vicepresidente Nicolás Maduro y al presidente de la Asamblea,
Diosdado Cabello. Tengan la seguridad de que cuentan con todo nuestro apoyo
para que Venezuela tenga una transición democrática en paz y tranquilidad”,
que agradezca el empeño en la ayuda que el gobierno venezolano con Chávez le ha
dado para enrumbar a Colombia por la estabilidad de su gobierno, muestran en
otras palabras lo que significan la entrega de Pérez Becerra y el secuestro en
una cárcel venezolana de Julián Conrado.
Toda esta estructura fundamentada en acuerdos
internacionales de provecho de primer orden para los nombrados países, y sus
burguesías, pudiera pender de un hilo si en consecuencia Nicolás Maduro no
demuestra un liderazgo cercano al que tuvo Chávez. Obviamente, las primeras
palabras oficiales de Washington serán para apoyar el tránsito de Venezuela
hacia un régimen democrático, pero eso no servirá para disimular la peor
pesadilla para EEUU si se desata un largo, y hasta violento, proceso de
inestabilidad en el país de las mayores reservas de petróleo del mundo.
Por último, y no menos importante, es necesario destacar la labor de Chávez hacia la izquierda al lograr cooptarla en su gran mayoría, mientras al resto la neutralizaba, fundía o aislaba, haciendo aún más difícil demostrar a las masas y a los trabajadores el impase que significa para el país el producto del parasitismo de la renta petrolera y el masivo endeudamiento que será el lastre que en últimas condiciones terminará de darle forma al devenir político al corto plazo. Los rasgos evidentes de una crisis económica que intentó afrontar el gobierno encargado mientras Chávez aún vivía, serán los que terminen de deformar la realidad política luego de su muerte. Que los trabajadores y el pueblo no sean los que paguen los costos de esta crisis solo será posible desde una óptica de ellos por su autonomía y con independencia de clase. El partido de los trabajadores que se plantee su propio gobierno es el paso que nos toca dar con mucha mayor razón.
Por último, y no menos importante, es necesario destacar la labor de Chávez hacia la izquierda al lograr cooptarla en su gran mayoría, mientras al resto la neutralizaba, fundía o aislaba, haciendo aún más difícil demostrar a las masas y a los trabajadores el impase que significa para el país el producto del parasitismo de la renta petrolera y el masivo endeudamiento que será el lastre que en últimas condiciones terminará de darle forma al devenir político al corto plazo. Los rasgos evidentes de una crisis económica que intentó afrontar el gobierno encargado mientras Chávez aún vivía, serán los que terminen de deformar la realidad política luego de su muerte. Que los trabajadores y el pueblo no sean los que paguen los costos de esta crisis solo será posible desde una óptica de ellos por su autonomía y con independencia de clase. El partido de los trabajadores que se plantee su propio gobierno es el paso que nos toca dar con mucha mayor razón.
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