Azcapotzalco no tiene regente,
ni tiene presidente, tiene la autonomía, ganada por su gente ¡Viva la primavera
Azcapotzalco!
Qué decir de
Azcapotzalco, cuando sus historias han sido ensombrecidas por las nubes de los
otros muy grandes imperios. Pero cuando se despeja la tormenta, la historia de
Azcapotzalco brilla junto con la de la humanidad.
Somos
chiquitos, pero picosos. Dicen que ya gobernábamos el Valle del Anáhuac desde
995. Y hay quienes afirman que hasta los originarios de aquí, vieron
construirse Teotihuacán. Sí, en Azcapotzalco, buena y bonita tierra, que
algunos, tuvimos el privilegio de nacer y crecer.
Decía
Enrique Dussel en aulas de la UNAM el año pasado 2012 por convocatoria de los
del 132: “somos pobres, pero no nuevos”.
Y es que
cientos de años de reinos tepaneca superan los trescientos años de la corona
española y los noventa y tantos del imperio mexica, nombre que nuestro país
endeuda su nombre.
Y que nos
caen los mexicas por ahí del 1274 quesque
pa’ quedarse nomás ahí tranquilos flotando en el lago. Y que cuando le
damos la mano, que se agarran el pie. Y como dicen ahí: ya valió máiz. Luego que junto con Tlacopan, Texcoco y Tenochtitlan
nublaran la paz del Valle.
Después de
cientos de años de reinos tepaneca y sus de 40 altépetls mucho más allá del
Valle, todos como una sola gran nación. que llegan los gachupines quesque a enseñarnos como vivir a la
castellana. Pero acá sabíamos que algunos muchos nomás iban por todo lo
brillara en esta tierra, que hasta la fecha, picotean a wirikuta.
Son memoria
siempre presente, como muchas otras presentes memorias en todo el Gran Anáhuac,
“Entre las Aguas”. Lagos, mares,
golfos, ríos y lagunas. Pero hay que tener en cuenta que lo que rápido llega,
rápido se va. No hay mal que dure 100 años.
El Valle de
Anáhuac desde esos aquellos días, plantó la semilla de esperanza de una
humanidad enfrentándose a otra nueva realidad muy muy lejos del egocéntrico
histórico del viejo mundo.
Dolor,
olvido y muerte, pareciera como maldición de los dioses por cientos y cientos
de años. Todos ostentando en avaricia de una u otra forma, hasta hoy, El Reino
del Gran Anáhuac.
De todas
estas nuevas realidades, nacemos los incómodos. Los mestizos. Cuando ya no
éramos indios ni cristianos, sino los hijos de la chi..., bueno, ya saben, por eso de que la mujer europea estaba en
Europa. Y en aquellos días, en tierras del Anáhuac los conquistadores de
románticos nomás tenían el castellano.
Partiendo
del matrimonio forzado de dos culturas, los hijos de esta tierra, tierra del máiz prieto o güero. Todos los nosotros
dijimos que íbamos a ser una gran nación. Pero todavía estamos viendo cómo le
vamos a hacer. Y que nos pasa otra nueva: nos caen los gringos. Hasta la fecha,
seguimos sufriendo las consecuencias de los okupas vecinos del norte.
Dicen que
cuando quitas, te quitan. Cuando ellos creen que nos quitan, en realidad nos
dan. Pero hoy, la semilla germina y va naciendo en plena primavera, la flor que
dará esperanza a los hijos de esta tierra, a los hijos del máiz, a los hijos de Azcapotzalco, del Valle y de todo el
Cem Anáhuac y reiteramos:
Azcapotzalco
no tiene regente, ni tiene presidente, tiene la autonomía, ganada por su gente
¡Viva la primavera Azcapotzalco!
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